La historia de Tijarafe es la de la búsqueda y aprovechamiento del agua hasta que la excavación de galerías – el Caboco se empezó a excavar en 1928 y alumbró aguas en 1961 – solucionó el problema. Las sequías estivales causaban estragos en personas, animales y cultivos.
Por ello, hace más de doscientos años se miró al mar como solución. Los oriundos idearon la excavación de pozos y la filtración del agua del mar. Los campesinos bajaban a la costa a buscar esta agua con la que bebían, abrevaban sus ganados o lavaban la ropa y la cargaban camino arriba hasta las zonas habitadas de medianías, cargándola en cualquier recipiente estanco.
Esto acabó por generar el traslado estacional desde medianías a la costa ya que no solo se excavó la piedra en busca de agua, sino que los propios acantilados fueron ocupados, sus cuevas naturales habitadas en busca de un hogar más fresco y de la comercialización del pescado.
En torno a ellas, siglos más tarde, se edificarían viviendas contiguas a las cuevas creando una panorámica singular tanto en Playa del Jurado como, sobre todo, en el Proís de Candelaria, convertidos en embarcaderos de la zona.
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